El Lechero y la Laguna

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A ella le gustaba soñar que era una pájara, a él le gustaba correr como los vientos. Los dos jóvenes nacieron en el mismo valle, pero no se conocían; eran de comunidades diferentes y peor aun, de comunidades enemigas.

Un día la casualidad quiso los dos jóvenes se encontraran en el cruce de dos caminos.

-Que linda, ¿de donde será esta chica?

-Que vergüenza, ya me puse colorada.

-Hay, que bonita…

-Y me sigue mirando, este guambra.

Desde ese día, prendados el uno del otro, acudían diariamente a la cita en ese lugar para decirse los mejores piropos y hablar del amor que les fue creciendo a los dos, olvidándose que venían de comunidades diferentes. Cada encuentro era especial, nunca se aburrían; parecía que ambos se conocían de toda la vida y cuando salían a caminar no faltaban curiquinques volando a su alrededor.

Hasta que un día se dejaron ver por gente de lengua suelta y el chisme se regó como serpiente venenosa:

 

Y claro los chismes llegaron a oídos de los padres y familiares y había que impedir esas relaciones, y había que defender el honor y la tradición, y había que castigar a los culpables que se habían atrevido a pasar por alto el rencor y la enemistad:

 

ella llego a su casa se encontró con sus padres:

 

Se habían jurado amor y fidelidad para toda la vida, se habían prometido permanecer juntos, pase lo que pase, y los dos estaban dispuestos a vencer todos los obstáculos que se pusieran en su camino.

Una noche, el joven no soportó más sufrimiento, salió de su hogar y fue a buscar su compañera.

-¿María eres vos?

-Si, si, soy yo, llévame muy lejos de aquí.

-Shh, vamos calladito que nadie se dé cuenta.

Por la loma de Pucará, subían los dos enamorados, a paso ligero, casi corriendo, tomados de la mano, y huyendo de sus familiares, que habían empezado a perseguirlos. Hasta que las dos familias les dieron el alcance, los rodearon, y cuando estaban a punto de atraparlos, sucedió algo inesperado.

Una niebla envolvió a los dos enamorados, como una coraza protectora, y una voz amable, venida de lo profundo de los tiempos, les habló:

-Yo soy el Yachak de la montaña, amigo del viento, del agua y del fuego, conozco la historia de ustedes, se de la sinceridad y el amor, y he venido a ayudarlos a cumplir su promesa, a vivir por siempre, juntos el uno y el otro.

La pareja de jóvenes, desapareció misteriosamente del lugar, delante de sus perseguidores, sin dejar rastro alguno, el Yachak los había protegido con un hechizo, hizo de ella una hermosa laguna, que ahora se riega por el valle, y de él, un majestuoso lechero, que desde la cima de la loma domina el paisaje, y declara su amor a la laguna.

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